La cantante española, María Rozalén tuvo un fugaz paso por Argentina en el que se presentó por primera vez en el mítico Teatro Colón, para luego cerrar un fin de semana con música al aire libre en los bosques de Palermo, junto a Marcela Morelo.

Rozalén no es una cantante al uso. Y no lo es porque la oriunda de Albacete, es un torbellino que forma parte de esa generación de jóvenes artistas muy implicados en temas de la sociedad actual, como la violencia de género, la Memoria Histórica o el feminismo, a los que no solo puso letra y música, sino también una pasión desbordante cuando los interpreta, que hace que sus conciertos sean de los mejores que se pueden escuchar en España, e inclusive en Argentina.
¿ Cómo fue la experiencia de cantar por primera vez en el Teatro Colón?
– La primera vez que entré al Colón me emocioné, es inevitable no llorar, me siento privilegiada por todo lo bueno que estoy viviendo, es un lugar hermoso, lleno de historia. Abrí con la canción de “Justo” , es increíble que tanta gente te escuche con tanta atención y respeto. Ha sido una maravilla inolvidable.
Justo es la canción que le dedicas a tu tío abuelo, ¿Cómo fue la creación de esa canción que habla de la Guerra Civil española?
– Fue difícil. Mira, yo he vuelto a creer en los fantasmas, después de lo que me ha pasado con él. Es mi tío abuelo, yo he crecido con esta historia en mi casa. Mi abuela me relacionaba mucho con él, porque él cantaba. Justo era 8 años mayor que ella, que le vio irse con 10 años para no volver nunca más. Hay heridas que nunca terminar de cerrarse.
Este dolor siempre ha estado en mi familia, mi abuela se acuerda perfectamente de todo: cuando le dieron una carta de vuelta, que eso ya significaba que algo le había pasado; ese mismo día llegó una carta del compañero diciéndole a su madre “mamá, a Justo lo han matado”, y bueno, la gente recuerda a mi bisabuela bajando por la cuesta gritando “canallas, me lo habéis matado”… fue un grito que perduró mucho tiempo.
Hace dos años, mientras la cantautora preparaba el disco «Cuando el río suena», contó que se había obsesionado con ‘Justo’ y empezó a indagar sobre él: » Le pregunté mucho a mi abuela, tengo entrevistas en mi teléfono de horas, porque se acuerda de todo ella, es tan bestia (sonríe). Y me pasaban cosas muy raras. Yo escribía la canción y me entraban unos escalofríos muy raros. No paraba de decirle a mis amigos “macho, llevo un fantasma en la nuca”. Y después de eso conocí a Emilio Silva, que es el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, y me pidió que le diese los datos, solo teníamos el nombre, los apellidos, el día que lo mataron y que era de Letur».
Y el 1 de noviembre, el día de los muertos, recibo un Whatsapp de Emilio y me dice “María, no te lo vas a creer, pero Justo está registrado en una fosa común en Arganda del Rey (Madrid), con otros doscientos y pico soldados de la Batalla del Jarama”. Imagínate el momento de llamar a mi abuela. Yo que en Psicología había estudiado las fases del duelo y qué ocurre ante un desaparecido, que no se cura nunca, pues claro, cómo no voy a contar eso. Yo no sabía qué hacer con la canción y esto me dio el final perfecto. Yo soy un canal y Justo ha querido contar eso. Muchas frases de la canción son frases de mi abuela, que me dijo “antes de morir le tengo que llevar una flor».
Durante la Guerra Civil Justo estaba en Transmisiones, en la quinta del Biberón. La compañía fue una de las últimas llamadas a filas por Manuel Azaña entre 1938 y 1939. El presidente de la Segunda República movilizó a jóvenes que por aquel entonces tendrían 17 o 18 años para ir al frente a luchar, por eso el apodo. Justo fue el único de su pelotón que no volvió.
¿Cómo fue tu visita a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA)?
– Todavía tengo que digerirlo. Solamente estuve en el casino de la Esma, lloré muchísimo ahí dentro, tenía hasta escalofríos y lo que más miedo me da es que todo esto sucedió hace poco, a nivel mundial está resurgiendo una derecha extrema que provoca miedo.
A veces pienso que es difícil que se repiten ciertas cosas, pero otra veces tengo extremo pánico.
La Esma es algo increíble, en España no existe un lugar así, ni nadie que nos cuente que les sucedió a los desaparecidos, al menos con un poco de objetividad.
¿ Ves alguna similitud o diferencia entre la sociedad actual española y la argentina?
– Yo creo que en España las cosas están muy complejas, si uno piensa de una manera y tú de otra, se genera mucha violencia verbal, en cambio en Argentina veo qué hay mucho más respeto cuando uno no piensa cómo el otro, hay mucho diálogo. A los argentinos les encanta hablar de todo, principalmente de política, en cambio en mi país no es así.
¿Cómo fue la creación de la Puerta Violeta?
– La puerta violeta fue una regresión consciente, una especie de hipnosis y mi cabeza me iba llevando a esas imágenes que yo tenía que ver en ese momento, ya no sólo por lo que yo viví o sentí, sino también por lo que veía alrededor. Me parecía que en la lucha de mujeres, una vez que abres los ojos y te das cuenta de realmente lo que es, el porque estamos aquí, y el valor que tuvieron las generaciones anteriores, una vez que entras no hay marcha atrás, y tampoco hay que dar un paso atrás y ese camino lo tengo clarísimo. Me pareció una metáfora maravillosa, y ojalá pudiéramos aparecer donde queramos, que sean prados verdes donde son sintamos libres.
¿ Cómo te enteraste las nominaciones de los Grammys, y cómo fue dicha experiencia?
– Estaba dando una entrevista en Córdoba (Bs As), terminé y miré a mi equipo, estaban todos llorando. “Dije: ‘¿Qué pasa?”. Cuando me lo cuentan, estaba convencida de que eso no era así, de que entonces tendría que haber una votación o algo… Pero ya me dijeron: que no, que te vas a Las Vegas. Y me puse a llorar como una idiota, estuve tres días llorando», recuerda emocionada.
Fue un poco extraño, ese día estaba en Córdoba, por primera vez, y me había levantado un poco melancólica pensaba: «Cómo cuesta todo», obvio que me cambió el día por completo.
“Es que en la vida me imaginé que me iban a nominar a un Grammy. En la vida. Me pareció súper surrealista”, añade Rozalén. Y reconoce que la doble nominación le emociona también por otros motivos: “Que una canción como La puerta violeta esté nominada… Es que algo importante está pasando con la lucha feminista”, resalta. Y cuenta orgullosa que tanto en España como en Argentina o Chile, muchas organizaciones feministas la han elegido como un símbolo más de su lucha. Un himno que nació sin más pretensión que la de servir como catarsis a su compositora, unos versos con función terapéutica en un momento difícil de su vida. “Nunca pensé que eso tan mío le iba a servir a un montón de mujeres. Realmente no pienso nunca en lo que va a opinar la gente”, cuenta.
María, ¿Cómo fue colaborar en el tema «La Salida» de Marcela Morelo?
– “Para mí haber compartido con Marcela Morelo esta canción, ha sido un regalo de la vida porque la escucho desde niña, porque me encanta su carisma y su voz. Me gusta la canción por el ritmo, la temática, porque genera súper buena onda. Me encantó compartir la grabación del videoclip con ella, al pasar más tiempo pude comprobar algo que ya sabia y es que ella es tan bonita como parece”.
Este año finaliza la gira de «Cuando el río suena», ¿Estás componiendo nuevas canciones?, ¿Hay programada a corto plazo una visita a Argentina?
– Sí, este año finaliza el Tour. Claro, ya hay canciones escritas, y otras en proceso. Siempre hay ganas de regresar aquí, tenemos planes, pero nada confirmado todavía. Pronto habrá novedades, pero siempre queremos venir a Argentina, nos sentimos muy queridos y cómodos aquí, me encanta vuestro país.