En una noche cargada de emoción y memoria en el Anfiteatro de Parque Sarmiento en Río Cuarto, Miguel Mateos revivió uno de los discos más emblemáticos del rock argentino, confirmando que hay canciones que jamás se pierden.
Con la energía intacta, el cantante demostró que el tiempo no pasa igual cuando suena el rock.
Rockas Vivas, marcó a una generación, pero atravesó por completo a otras y 40 años después sigue latiendo con la misma intensidad de la primera vez.
En el escenario, la voz del artista sonó firme, encendida, como si cada canción volviera a nacer frente a un público complice que jamás dejó de creer.
Hubo energía, emoción y una complicidad que trascendió décadas. Entre luces y coros, Mateos volvió a recordarnos que el rock no se mide en años, sino en pasiones que resisten. Y en cada acorde, esa llama volvió a arder con fuerza.
Redacción: Melody Lucero
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